martes, 21 de febrero de 2023

Tanque a vapor (I) - Dark Omen

 

Mi pequeño homenaje sobre ruedas: acero, pólvora... ¡y mucho boogie woogie! Una pieza oldhamera preciosa que se une a mis huestes imperiales.

Llegó el momento de aparcar soldados pijameros y demás morralla fanática sigmarita para dedicar tiempo a una noble y vetusta pieza de artillería. Que a su vez es una miniatura mítica de coleccionista imperial de pro.

Me hice con ella de segunda mano (obvio, lleva como 20 años descatalogada) pero me aseguré de que estuviera completa y en perfecto estado. Creo que me costó entre 25 y 30€, muy contento con la adquisición. Siempre me llamó la atención este tanque, aún cuando sacaron la nueva versión en sexta.

La he montado cuidando los detalles, con anclajes de varillas de metal de 2mm, tapando juntas con masilla verde, y anclada también a la base.

Cuando la tuve en mis manos, tenía claro que quería tratarla con todo el mimo del mundo. Al ponerla sobre la peana de 50x100mm me di cuenta de lo pequeño que era este tanque, ¡demasiado! También he de reconocer que tengo un poco de Horror Vacui con las peanas, sobre todo cuando la pieza a representar tiene cierto protagonismo. Y esta, sin duda, lo tiene. Fue entonces cuando me puse a idear la forma de transformarla, pero ojo, sin alterar el modelo original.

Me dispuse a hurgar en la caja de restos y encontré unas piezas similares a la descrita bajo estas líneas. 

No puedo evitar que la melodía del Pequeño Ruiseñor inunde mi mente... doce cascabeles tiene miiiii caballo! ¡Grande, Joselito!
 

Entre todo este momento de recopilación de ideas, recordé la White Dwarf 79 (versión española) donde se presentó oficialmente el "nuevo" tanque de sexta edición. De metal, al igual que el que nos incumbe en este artículo. Noviembre de 2001, la revista costaba 4,51€, ha llovido desde entonces.

Se publicó cuando a penas llevaba 2 meses en mi primer año de carrera universitaria, primer piso de estudiantes, primer "un montón de cosas"...Añoranza pura, ¡snif!

 

A ver, que me pierdo... Esta revista contiene muy buenos artículos que ayudan a contextualizar esta magnífica pieza imperial. Recuerdo que causó gran revuelo: 1) por el precio, como 60€ de la época; 2) por el peso de la misma, buen pisapapeles y mejor arma contundente; y 3) por la extravagancia de sus reglas, que todavía son un dolor de h**vos para jugar y aplicarlas correctamente.

Por cierto, la revista en su día, me deshice de ella también al abandonar Warhammer. Recientemente también me la compré de segunda mano, en perfectas condiciones. Como 3€ me costó este pedacito de historia de mi juventud. Más que amortizada está.

En uno de estos artículos que menciono aparecía la siguiente conversión. En el contexto de la Gran Guerra contra el Caos, los ingenieros imperiales modificaron este tanque para añadirle una caldera adicional y generar todavía más vapor para el tanque. Lo que se traduce en más poder, la ocasión lo requería.

 
Sinceramente, lo primero que pensé en cuanto vi estas fotos: "para hacer esta conversión tan chula me tengo que gastar 120€ (de la época). O trabajas en la Workshop o no hay bolsillo que se atreva a hacerla". Y en muchas ocasiones, sigo pensando lo mismo a día de hoy 😀

El caso, que me vuelvo a despistar... ya tenía la idea, la base transfondística y la pieza sobre la que construir la conversión. No era exactamente igual, pero tampoco lo pretendía. De hecho, la idea inicial con el tanque a vapor clásico era rendir homenaje a esos ejércitos viejunos que vi en fotos una y mil veces. Preciosidad bajo estas líneas.


Fue en este momento de deliberación cuando me acordé de un videojuego que tuve cuando era un chavalín, Warhammer: Dark Omen. Una gran emoción de juego, aunque era bastante paquete jugándolo y me costó varios días hacerme con él. Y finalmente, pasármelo.

Aquí también aparecía el tanque a vapor, y hacerte con uno en tu ejército suponía una notoria ventaja de juego. El susodicho en cuestión era este artilugio consagrado al poder de la pólvora.

Maravilla pixelada oldhammera, nada más que añadir, Señoría.

Además, el ingeniero que dirigía la pieza tenía su propio nombre, Ludwig von Uberdorf se llamaba el mozo, y cuenta con su pequeño fragmento de trasfondo. Aquí también dejo una captura de cómo se veía el tanque en el "libro de selección" de unidades del juego. Con especial atención al estandarte.

 
 
Llegados a este punto, ya tenía todos los elementos en mi cabeza (conceptos) y en mis manos (piezas) para ponerme en marcha. Y por supuesto, ¡le replicaría el estandarte!

Como nota de color, dejo por aquí una entrada de los Escribas del Viejo Mundo donde trabajaron un tanque de los nuevos pintándolo a la manera antigua. Les quedó una pieza realmente buena, si no la conocéis ya (que lo dudo), os recomiendo encarecidamente su entrada.

Los Escribas, como siempre, aportando miniaturas que son una auténtica delicia.

Y llegados a este punto de citas, referencias, ideas y otras diversas cuestiones, vamos con el tanque de este artículo. No tengo fotos del montaje, anclaje y demás. Digamos que me puse tan a tope que cuando terminé de montarlo, lo imprimé y me dispuse con los pinceles. Después de un mes largo de intermitente trabajo, este fue el resultado.



 
Algunas fotos me han quedado un poco oscuras. Los medios y mi habilidad tampoco son los más idóneos, de momento es lo que tengo a mi alcance.


 
En la foto de arriba se aprecia bien cómo he conseguido "rellenar" la peana de 50x100mm con este vetusto tanque de vapor. Apurando hasta los bordes... Pero en conjunto, además de la particularidad y la singularidad de la misma, creo que me aporta toda la presencia, solera, majestuosidad y respeto que se le presupone a una miniatura como esta. Y además, respetando la pieza original sin modificaciones.



 
Por completismo, referencio aquí la entrada que he dedicado a Ludwig von Uberdorf, el ingeniero que pilota esta bestia de acero.
 
Tengo pinta de excéntrico y cascarrabis, ¡y el voto más sagrado a Myrmidia da fe de que sí lo soy!
 
Ahora doy paso a algunas fotos de detalle. Empiezo con el estandarte, mostrando ambas caras. No estoy especialmente contento con el resultado, simplemente un "tarea cumplida y a la siguiente". Mencionar que esta vez probé un rotulador con punta extra fina. Lo he utilizado solo para marcar alguna línea. No tengo claro que vuelva a utilizarlo en otros estandartes. Lo dicho, ahí quedó.


 
Aquí los faldones, ambos lados. He intentado reproducir los mismos detalles de ángeles, banderolas y calaveras que en el modelo clásico. El espacio para pintarlos es realmente minúsculo. Pintar los angelitos ha sido todo un ejercicio de abstracción, precisamente por el estrechísimo hueco para representarlos. En este caso, sí que estoy contento con el resultado.


 El vagón "porta-cosas" desde varios puntos de vista. El trabajo de conversión se concentra aquí. Me dispuse eliminar o sustituir todo lo que oliera demasiado a enano. Empecé por los postes que sostienen el vagón. El original son unos dragones con motivos cuasi vikingos (ver foto al principio del artículo). Solución: cúter + lima + trozo de matrices de plástico sobrantes. Y para coronar los nuevos postes, dos motivos de grifo y martillo a modo de embellecedores.

 Por cierto, los postes con forma de dragón que corté a la vagoneta los utilicé para simular la pieza plateada que engancha la vagoneta al tanque. Hacían una forma de garfio la mar de sugerente, tal cual.

En los laterales coloqué un par de escudos imperiales. Muy imperiales y mucho imperiales, y más imperiales. Lo hice para impregnar ese aroma que solo una buena cruz y una buena calavera puede otorgar. En el poste trasero, coloqué una tablilla con papeles para, por ejemplo, anotar el inventario de cachivaches que lleva al campo de batalla. Otra cosa no sé, pero un señor ingeniero de la Gran y Solemne Escuela de Artillería de Altdorf debe ser meticuloso un buen rato.

 La vista bajo esta línea me gusta muchísimo, tiene la impronta justa que buscaba.


 Y para finalizar, algunas fotos de detalle que me han parecido muy chachis.


Sinceramente, después de esta entrada, solo espero que el gran Leonardo de Miragliano bendiga esta humilde interpretación, hecha con todo el cariño y añoranza que podía aportar.

Pronto subiré una entrada más describiendo cómo han visto la luz unos destartalados ballesteros de Hochland que están en mi mesa de trabajo. Si habéis llegado hasta aquí, daros las gracias por vuestro tiempo y espero que la entrada os haya entretenido.

¡Saludos desde el Reik!




4 comentarios:

  1. Qué bueno, Herrero!
    Vaya trabajazo, de verdad, me quito el sombrero ante esta obra de arte. Menuda maravilla y te doy la enhorabuena por el resultado y cómo has logrado mantener ese carácter "viejuno" del tanque de vapor original.
    Mis dieces!

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    1. Hola Flogus! muchas gracias. Era una de mis máximas: conservar la miniatura íntegra. Y a partir de ahí, la inventiva no tiene límite!! Saludos!

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  2. Como todo lo que aparece en este blog, un auténtico lujazo, pero encima la referencia al Dark Omen ya lo termina de bordar. Todo maravillosamente ancestral, como debe ser. Enhorabuena.

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    1. Estoy profundamente halagado, Soter! Muchas gracias por tu aporte. Últimamente he bajado un poco el ritmo pero espero retomar los moñecos con más frecuencia. Y sí, el Dark Omen... Ese tablero que simulaba una de batalla 3D... A ver si a futuro, puedo conversionar alguna que otra referencia más 👌😉 Saludos!

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